Manuela

Rafal le debe mucho a Manuela Mora Grau, nuestra ‘Tía Pequeña’ que era menuda de tamaño pero inmensa de espíritu. Se nos ha ido en el año en que cumplía 103 primaveras. Manuela Mora nació en Rafal en 1912, año del hundimiento del Titanic y del origen de la cremallera. Su padre fue José y su madre María Luisa. Fue hija mediana entre 9 hermanos y hermanas -de los que solo vive ahora uno- y experimentó en carnes propias una de las peores épocas de la reciente historia española: la guerra Civil y la postguerra que ella rememoraba siempre que alguno venía a preguntarle datos sobre aquellos tiempos: que quién era hijo de quién, que donde se marchó fulanita…

Se casó con Antonio y tuvo dos hijas y un hijo. Manuela tenía un carácter fuerte, una fortaleza admirable y un espíritu de trabajo envidiable. Sus nietos cuentan que era capaz de levantarse a las 5 de la mañana, arreglar su casa, dejar lista la comida para su marido que trabajaba en el campo, y a las 7.30 estar trabajando. Manuela, quien trajinaba dentro y fuera de su casa, estuvo empleada en fábricas de conservas, en el campo… en donde hiciera falta para que nunca faltara nada ni en su casa ni en la de sus hijos. Quizá esta actividad fuera la que le otorgara el privilegio de mantener su cabeza y sus recuerdos intactos durante tantos años. Son muchas las historias, fechas y datos que han salido de su memoria para aclarar algunos flecos que no cuadraban a amigos y conocidos. Y ella los resolvía, en la mayoría de las ocasiones.

Ahora deja un vacío muy grande en su familia, entre sus amistades y en el pueblo que tantas veces recorrieron sus ancianas piernas. Descanse en paz Manuela. Rafal no te olvidará.